Nosy BeCréditos / Autoría: Jean-Louis Vandevivère |
Nosy Be es una paradisíaca isla situada en la costa de las Islas Vírgenes, al noroeste de Madagascar, junto al canal de Mozambique. A lo largo de este archipiélago volcánico de 300 kilómetros cuadrados podemos encontrar grandes plantaciones de caña de azúcar, playas bajo cocoteros, interminables campos de flores, lagos volcánicos, bosques de baobab y todo tipo de aromas de esencias.
Un largo viaje que merece la pena
La forma más habitual de llegar a Nosy Be es hacerlo en avión desde París (alrededor de 1.000 euros, ida y vuelta), ya que no existen vuelos directos desde España a la isla. La duración del viaje es de poco más de 10 horas, pero la espera tendrá su recompensa.Considerada la Tahití del Índico, Nosy Be siempre recibe al visitante con un clima perfecto. El sol brilla sobre sus inmensas playas llenas de cocoteros (5.000 hectáreas), las bahías tropicales poseen una frondosa vegetación y el mar luce un colorido que va desde el esmeralda al violeta, bajo un cielo que recuerda a los cuadros de Gaugin.
Toda la isla está envuelta en una inolvidable mezcla de aromas, donde podemos apreciar toques de vainilla, canela, cacao, café o limón.
Playa, pesca y excursiones
La isla de Nosy Be ofrece múltiples opciones a sus visitantes, desde las ofertas de aventura a las de relax.Resulta difícil elegir entre tantas posibilidades: bucear junto a una barrera de coral; relajarse en la playa bajo un cocotero; pescar peces espadas voladores, carpas rojas, barracudas o atunes (la mayoría hay que devolverlos al mar vivos); recorrer las poblaciones de pescadores en canoa o subir al punto más alto de la isla, Mont Passot, desde donde se pueden contemplar los lagos enclavados sobre cráteres, de un color azul muy intenso, y rodeados por los cocodrilos que custodian los espíritus de las princesas Sakalava y Antakarana, personajes míticos de la isla.
Otra opción es visitar las pequeñas islas cercanas. Es el caso de Nosy Komba, situada justo en frente de Hell-Ville, capital de Nosy Be, donde se pueden realizar excursiones a través de su inmensa selva para ver a los lemúridos. Previo pago, los isleños estarán encantados de enseñarlos, tanto de día como de noche.
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